EL AYER Y EL HOY PRESENTE:
Hoy que cargo con los años viejos, que mis manos empiezan a temblar,
y la memoria a fallar. Hoy que mi cuerpo necesita más abrigo para
conservar el calor, y las comisuras de mi boca la están convirtiendo
en una triste mueca; he vuelto la vista hacia atrás.
En mis años jóvenes, jamás pensé en este presente. Tenía toda
la vida por delante y la gasté a manos llenas, sin escatimar tiempo,
ni esfuerzo, menos juventud. Los años maduros estaban tan lejos,
como la noche al amanecer.
Cometí errores, en mi crecimiento lastimé a quienes me amaban,
confundí muchas veces el sexo con el amor, la autosuficiencia con
la pedantería, la crueldad verbal, por decir según yo, las cosas
por su nombre.
Fui egoísta como lo es la primavera al reservar los mejores colores
para su época, pero en ese encandilamiento vertiginoso, del culto
a nuestra propia personalidad, la vida se encargó de llamarme
la atención y afortunadamente hice caso.
La edad madura llegó, sin avisar ni resentirla. Mis osadías se
convirtieron en pasos cautelosos, mis conquistas se hicieron selectivas
y el momento de recapacitar llegó a mi puerta, entró a mi alma,
y me hizo verla con nuevos ojos.
Hice limpieza en todos los armarios, deseché los sueños imposibles,
penas disimuladas y heridas abiertas. Ya no era
el tiempo de cauterizarlas,es más, no eran heridas mías,
sino cánceres atesorados por mi ego lastimado.
Revisé todos mis conceptos, borré los obsoletos y los negativos,
saqué lustre a los positivos que tenía arrumados por el
estúpido temor de que se rieran de mí, de mi inteligencia y de mi corazón.
Pero hoy es otra la dimensión de la vida. Se cumplieron las reglas
que dictaba la sociedad, nos vestimos, pensamos y cantamos
las canciones que la moda predicaba. Hoy la experiencia tiñó de
gris y plata nuestro pelo, y la sabiduría de los propios aciertos
es la filosofía que predicamos.
Se acabaron los tiempos en que nos manejaban los instintos,
las pasiones, nuestras hormonas. Hoy la serenidad y la certeza, es
la alfombra por donde nuestros pensamientos se deslizan.
Seamos ejemplos a seguir para los más jóvenes. Instruyamos,
no importa que no estén de acuerdo en estos momentos con
nosotros, lo importante es que estén enterados. Porque cuando
presenten su examen ante la vida, será lo único que les servirá,
y eso a nosotros nos consta.
Con esto quiero decirte A Mis Poquitos Amigos, que amemos
este tiempo, compartamos nuestra sabiduría, sabiduría que no
se enseña en la escuela, sino en la universidad de la cotidianidad
y vida real.
Escuchemos y aprendamos, recordemos que las teorías
y las conclusiones en los aspectos de la ciencia, un noventa
por ciento sólo duran unos diez años, pero los
conocimientos prácticos de las relaciones, estos
seguirán mientras exista el hombre.
Enseñemos con amor, veamos a Dios a los ojos, Él nos
quiere bien, no nos ama para humillarnos. Haz la ciencia
tu amiga, y la tecnología tú cómplice. Recordemos
nuestras raíces y principios a las generaciones nuevas,
seamos nosotros porque es el tiempo de serlo.
No nos rindamos ni nos aferremos. Recordemos que la vejez,
a veces sólo trae malestares y arrugas. De nosotros depende hacer
esa gran diferencia. Amemos, Amemos con la confianza, de
que no existe nada en las relaciones sentimentales que pueda
sorprendernos.
Y tú joven que lees ésto, guárdalo en tu corazón, porque si llegas
a tus años grandes, te será de utilidad.
Quien se lleva de consejos, muere de viejo.............
"No hagas de tú cuerpo la tumba de tú alma."
Ray Bueno
Miami, Fla. USA
Hoy que cargo con los años viejos, que mis manos empiezan a temblar,
y la memoria a fallar. Hoy que mi cuerpo necesita más abrigo para
conservar el calor, y las comisuras de mi boca la están convirtiendo
en una triste mueca; he vuelto la vista hacia atrás.
En mis años jóvenes, jamás pensé en este presente. Tenía toda
la vida por delante y la gasté a manos llenas, sin escatimar tiempo,
ni esfuerzo, menos juventud. Los años maduros estaban tan lejos,
como la noche al amanecer.
Cometí errores, en mi crecimiento lastimé a quienes me amaban,
confundí muchas veces el sexo con el amor, la autosuficiencia con
la pedantería, la crueldad verbal, por decir según yo, las cosas
por su nombre.
Fui egoísta como lo es la primavera al reservar los mejores colores
para su época, pero en ese encandilamiento vertiginoso, del culto
a nuestra propia personalidad, la vida se encargó de llamarme
la atención y afortunadamente hice caso.
La edad madura llegó, sin avisar ni resentirla. Mis osadías se
convirtieron en pasos cautelosos, mis conquistas se hicieron selectivas
y el momento de recapacitar llegó a mi puerta, entró a mi alma,
y me hizo verla con nuevos ojos.
Hice limpieza en todos los armarios, deseché los sueños imposibles,
penas disimuladas y heridas abiertas. Ya no era
el tiempo de cauterizarlas,es más, no eran heridas mías,
sino cánceres atesorados por mi ego lastimado.
Revisé todos mis conceptos, borré los obsoletos y los negativos,
saqué lustre a los positivos que tenía arrumados por el
estúpido temor de que se rieran de mí, de mi inteligencia y de mi corazón.
Pero hoy es otra la dimensión de la vida. Se cumplieron las reglas
que dictaba la sociedad, nos vestimos, pensamos y cantamos
las canciones que la moda predicaba. Hoy la experiencia tiñó de
gris y plata nuestro pelo, y la sabiduría de los propios aciertos
es la filosofía que predicamos.
Se acabaron los tiempos en que nos manejaban los instintos,
las pasiones, nuestras hormonas. Hoy la serenidad y la certeza, es
la alfombra por donde nuestros pensamientos se deslizan.
Seamos ejemplos a seguir para los más jóvenes. Instruyamos,
no importa que no estén de acuerdo en estos momentos con
nosotros, lo importante es que estén enterados. Porque cuando
presenten su examen ante la vida, será lo único que les servirá,
y eso a nosotros nos consta.
Con esto quiero decirte A Mis Poquitos Amigos, que amemos
este tiempo, compartamos nuestra sabiduría, sabiduría que no
se enseña en la escuela, sino en la universidad de la cotidianidad
y vida real.
Escuchemos y aprendamos, recordemos que las teorías
y las conclusiones en los aspectos de la ciencia, un noventa
por ciento sólo duran unos diez años, pero los
conocimientos prácticos de las relaciones, estos
seguirán mientras exista el hombre.
Enseñemos con amor, veamos a Dios a los ojos, Él nos
quiere bien, no nos ama para humillarnos. Haz la ciencia
tu amiga, y la tecnología tú cómplice. Recordemos
nuestras raíces y principios a las generaciones nuevas,
seamos nosotros porque es el tiempo de serlo.
No nos rindamos ni nos aferremos. Recordemos que la vejez,
a veces sólo trae malestares y arrugas. De nosotros depende hacer
esa gran diferencia. Amemos, Amemos con la confianza, de
que no existe nada en las relaciones sentimentales que pueda
sorprendernos.
Y tú joven que lees ésto, guárdalo en tu corazón, porque si llegas
a tus años grandes, te será de utilidad.
Quien se lleva de consejos, muere de viejo.............
"No hagas de tú cuerpo la tumba de tú alma."
Ray Bueno
Miami, Fla. USA