NO APRECIAMOS A LA VIDA
A veces no les damos el valor al gran previlegio que nos han
regalado a cada de uno de nosotros. Tampoco le damos la
importancia al derecho de nuestra existencia y lo tomamos
como una obligación.
Es muy lamentable, que hayan tantas personas que están vivas,
porque simplemente se están valiendo de los recursos automáticos
de la funcionabilidad de los órganos vitales. No entienden que le
han otorgado el soplo de la vida. Una vida que es única, que cada
cual tiene todo el derecho de vivirla a su manera, sin que su
estilo se interponga entre los demás.
A veces nos preocupamos tanto de las cosas que nos suceden,
en vez de alegrarnos, nos embriagamos con pensamientos
negativos y no nos damos cuenta que dicha adversidad ha
sido precisamente, para que despertemos del largo letardo que
nosotros mismos nos hemos impuesto. No tomamos como
advertencia las circunstancias y en vez de abrir los ojos
para seguir hacia adelante, lo que hacemos es que nos
quejamos y nos negamos a dar el paso, que nos ayudará a
crecer.
El factor tiempo se encarga para que nada sea eterno.
Se acaban las cosas, hasta lo más hermoso, la belleza,
los dolores, los pesares, las deudas y la vida misma.
Nada es para siempre. Todo se termina. Qué mucho nos
cuesta autoanalizarnos y así buscar el balance del
equilibrio que tanto necesitamos.
No apreciamos la vida que tenemos, los atardeceres, la lluvia,
el sol, el aire que respiramos, la belleza que nos ofrece la Madre
Naturaleza. Porque muchos de nosotros nos creemos eternos.
Gastamos tantos minutos a diario maltratando al prójimo, con
nuestras palabras, acciones negativas y pensamientos. Nos
atrevemos a dejar de vivir nuestra vida, por estar pendientes
a los demás, nos olvidamos que tenemos las horas contadas
y no las aprevechamos para enriquecer nuestro interior y
nuestra persona como seres homo-sapien que somos.
Ray Bueno
Miami, Fla. USA
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